La imagen emitida por un radar es una imagen bastante abstracta y que sin embargo nos da una información muy concreta sobre algo en tiempo real. Un radar es una video-cámara con una señal mínima, quizá podríamos decir que la justa. Un sí o un no sin explicaciones, un aquí sin cómo, un dónde …y un cuando: ahora.
Pero a pesar de estar emitiendo información en tiempo real, la imagen que encontramos entre nosotros y ese espacio, esa imagen que forma parte del interfaz, es una representación de (), una interpretación que omite muchos datos o que sólo guarda dos de la inmensa cantidad que podría reflejar.El poder de la representación a lo largo de la historia se ha centrado en dos grandes núcleos, uno, el de engañar al espectador creando avatares de cosas inexistentes, el otro, el de posibilitar la manipulación de las cosas a través de sus representaciones. Algunas representaciones además, nos proporcionan más información de la que podemos ver a simple vista observando el referente, este es el caso de perspectivas, mapas, radiografías...Cuando las representaciones se utilizan para actuar sobre ese algo que hay detrás, se convierten en herramientas, en útiles teleoperadores que nos permiten incidir en la realidad de algo muy concreto, aún sin compartir el mismo espacio. Este algo puede ser algo o no ser nada, es decir, puede ser una representación sin referente, una ficción dentro de un espacio virtual, o puede ser el perro de tu vecino que se mea cada día en la rueda de tu bici.
Telepresencia puede abarcar dos situaciones diferentes: estar "presente" en un ambiente sintético creado por computadora (lo que se llama comúnmente la realidad virtual) y estar "presente" (actuando) en un lugar remoto, a través de una imagen vídeo en tiempo real.

 

Desde el punto de vista de la historia de las tecnologías de la simulación, la Telepresencia es una tecnología mucho más radical que la realidad virtual, o que cualquier simulación por ordenador en general. Hay una diferencia importante entre las dos.
Como otras tecnologías de falsificación que le precedieron (Fashion y maquillaje, pintura, diaporamas, decorados, cine de ficción…), la realidad virtual proporciona al sujeto la ilusión de estar presente en un mundo ficticio, y aún más, permite al sujeto cambiar activamente este mundo. El sujeto tiene el control sobre una realidad falsa.
La Telepresencia, sin embargo, proporciona la posibilidad de manipular físicamente la realidad de un espacio, en tiempo real y desde un lugar remoto. El cuerpo de un Teleoperador es enlazado, en tiempo real, con otro espacio físico donde puede intervenir : reparar una estación espacial, sanar un órgano dañado o cargarse al susodicho perro.
Así podemos decir, que la esencia de la Telepresencia es la Antipresencia o la Nopresencia del sujeto/s que intervienen físicamente en la realidad del lugar, un estar "sin estando" en tiempo real.
"Today, from thousands of miles away (as was demonstrated during the Gulf War) we can send a missile equipped with a television camera close enough to tell the difference between a target and a decoy. We can direct the flight of the missile using the image transmitted by its camera, carefully fly toward the target, and, using the same image, blow the target away. All that is needed is to position the cursor over the right place in the computer image and press
a button."(1)
Esta es la parte que más nos gusta: la del botón.
Lo mejor de todo es como la tecnología nos permite realizar acciones verdaderamente complejas apretando un simple botón. ¿Quiere usted enviar un misil directo al sujeto 31047D (el maldito perro) y destrozar así todas las viviendas en un radio de 250m y mutilar al pobre paseante, Francisco Iniesta, el del 3ºizquierda y dejar ciega a esa niña que bajó a comprar el pan y destrozar la vida de María, su madre, que la miraba desde la ventana, herir levemente a todos los jugadores de mus del "Burrillo" que andan ahí a piñón fijo como siempre y algunas cosas más?:
a) Enviar.
b) Salir y enviar.-la verdad es que ese perro me rompe las pelotas todos los días.

(1)Lev Manovich. En The Robot in the Garden. Telerobotics and Telepistemology in the age of Internet. Edited by Ken Goldberg. The MIT press. Cambridge, Massachusetts ©1999

 

En este barrio global en el que vivimos, el interfaz que más nos gusta es el más sencillo, el que no te exige rellenar odiosos cuestionarios, el que no te permite "seleccionar", y con el que puedes equivocarte a gran escala sólo con un clic de ratón. Ya no tenemos el cerebro en el culo, ni en la poya, ahora y desde hace ya mucho tiempo, lo tenemos en el dedo. Aquel dedo tonto con el que antes nos sacábamos los mocos ahora nos sirve para acceder a todo lo que necesitamos, todo lo que queremos, o todo lo que nos apetece o nos deja de apetecer, con el dedo voy a mi banco y es mi dedo el que me da el dinero y con el dedo hago una operación de la más alta complicación en las Bahamas y es el dedo el que me ha permitido salvar la empresa de un crash…
En fin, que por eso yo llevo mi dedo conmigo a todos los sitios.


Es curioso que dedo y dígito procedan de la misma palabra del latín: dígitus.
Empezamos contando con los dedos y acabamos controlando los dígitos con los mismos.
Tele-dígitus pretende evidenciar que apretamos demasiados botones sin pensar, sin leer los mensajes de alerta, sin tener en cuenta lo que trasciende a esta acción. Que detrás de un interfaz hay algo más que dígitos, que algunos botones pinchan y algunas otras cosas más…

   
 
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